Llegar a Cat Bat atravesando la bahía de Halong es toda una
experiencia. Esta bahía es un entorno increíblemente bello incapaz de ser
captado por la cámara. Igualmente, la isla de Cat Ba es todo un paraíso, sobre
todo en épocas en las que los turistas no aparecen en masa por allí. No tiene
nada que ver con las atestadas islas tailandesas llenas de resort y de
extranjeros. Esta islita vietnamita habitada por gente amable y con una exuberante
selva que ocupa casi todo el terreno no deja indiferente al viajero que llega
por primera vez. Las “dificultades” del trayecto para llegar y salir de la isla,
bien merecidas están para poder disfrutar un poco de tiempo en este maravilloso
lugar.
Desde Hanoi hay miles de agencias que te quieren solucionar
la vida vendiéndote el circuito que a ellos más les interesa. Los hoteles de
Hanoi suelen acosar a los huéspedes insistiéndoles en que contraten un
determinado paquete. Así que si tú llegas con tu plan, resulta al principio un
poco complicado llevarlo a cabo, incluso puedes llegar a pensar, como me pasó a
mí, que mi plan era inviable. Por suerte, no fue así.
El plan inicial era salir de Hanoi, llegar a Halong o a
Haiphong (se pronuncia jaifón) y de ahí llegar a Cat Ba, visitando previamente
la bahía de Halong, y pasar una noche en la isla en lugar de en uno de los
muchos barcos que se pasean por la bahía. La primera respuesta que tuve en la
guesthouse donde me alojaba ante este planteamiento fue que era imposible, que
Cat Ba estaba lejísimos y no podías ir para estar allí solo una noche. Plano en
mano a mí no me parecía que la isla estuviera tan lejos y no me creía que
ninguna agencia de la ciudad me pudiera ayudar a llevar a cabo mi plan. Casi
por casualidad, me encontré preguntando en una agencia dirigida por David HUY
quien no solo estaba dispuesto a ayudarme a realizar mi plan, sino que me dijo
que era una opción que muchos turistas elegían. Así me di cuenta de que no
podía fiarme mucho de las opiniones de los que querían venderme “sus paquetes
turísticos” y era mucho más sensato confiar en mi intuición.
Aunque la idea inicial pasaba por salir de Haiphong en lugar
de Halong, ya que en muchos blogs había leído que Halong parece un parque
temático y el puerto es una locura de barcos donde te complican la vida para
montar en uno de ellos, finalmente decidí aceptar la propuesta del señor HUY y
hacer el viaje de Hanoi a Halong y de ahí a Cat Ba para pasar la noche y al día
siguiente viajar a Haiphong para llegar de nuevo a Hanoi.
Así estaba planificada la ruta y así fue como se hizo, no
sin vivir alguna que otra aventura.
Un minibús “de turistas” me recogió en la puerta de la
guesthouse a las 8 de la mañana para llevarme a Halong, que está a unas 3 horas
y media de Hanoi. En el minibús había unas veinte personas y casi la mitad
éramos españoles o latinoamericanos. Nada más subir, el guía nos indicó que él
era a quién nos tendríamos que dirigir ante cualquier pregunta o problema y que
podíamos llamarlo Banana. En este grupo no íbamos todos a seguir la misma ruta,
unos se quedaban en Cat Ba dos noches, otros una, otros no iban a Cat Ba sino
que dormían en el barco, otros dormían en el barco y luego iban a Cat Ba… cada
uno con su plan, que debíamos tener bien claro porque Banana luego no estaría
en cada punto del trayecto para orientarnos, como más tarde se pudo ver.
Después de la parada de rigor en el “restaurante de
turistas” donde puedes ir al baño gratis y, si no quieres, no tienes que
comprar nada, el minibús llegó al puerto de Halong. Allí no había tanto lío como yo me imaginaba
que iba a haber, supongo que esto era debido a que viajé en enero, temporada
baja para esta zona y la mayoría de los barcos estaban amarrados sin pinta de
tener previsto salir al mar.
Desde el saloncito, y a medida que el barco iba navegando,
se empezaban a divisar los islotes. Pronto todos nos fuimos a cubierta para
poder embelesarnos con la belleza del lugar, más impresionante a cada instante.
Por suerte, la poca cantidad de barcos que había surcando la bahía de Halong
ese día y el día tan soleado permitió que pudiese disfrutar de uno de los
espectáculos más conmovedores de mi vida y es que este lugar es realmente
bello, tan bello que no se puede describir.
Tras unas 4 horas de crucero, en el que puedes aprovechar
durante casi una hora para hacer Kayak entre los islotes descubriendo cuevas,
el barco llegó a Cat Ba y bajamos los que habíamos reservado hotel en la isla.

Ahí, el barco se volvió a marchar, Banana desapareció y ¡empezó la aventura! No conocía a nadie que hubiera estado en Cat Ba, así que no sabía muy bien qué me iba a encontrar.

Ahí, el barco se volvió a marchar, Banana desapareció y ¡empezó la aventura! No conocía a nadie que hubiera estado en Cat Ba, así que no sabía muy bien qué me iba a encontrar.
Desde el puerto de Cat Ba hasta la zona de los hoteles hay una carretera que atraviesa la selva salpicada por algunas casitas de campo que se encuentran cercanas a la carretera. En este trayecto de 45 minutos se puede disfrutar de un hermosísimo paisaje y de la agradable sensación de recorrer uno de esos islotes que hacen de Halong Bay un lugar de insuperable belleza. Cat Ba no es ni más ni menos que otro islote igual que los demás, con la misma vegetación y la misma fauna, pero al ser un poco más grande, está habitado.
La zona hotelera no tiene nada que ver con Puerto Marina en
Benalmádena, sino que se trata de un pequeño paseo a orillas del mar poco
iluminado por la noche y con cierto ambiente fantasmagórico cuando llegas ya de
noche, como me ocurrió a mí. El hotel donde me alojé, el Sunflower 2, (no
confundir con Sunflower 1) se encuentra en una calle muy cercana al paseo
marítimo y en él no había más que otra dos habitaciones ocupadas además de la
mía. Esto, en un hotel de 11 plantas, no deja de sorprender. Para colmo, la
cena no se sirve en este hotel sino en el restaurante Neptune, justo al lado,
donde a pesar de haber dos plantas y varios salones, solo había dos mesas
vestidas para servir la cena. La comida, bastante buena y muy abundante.
La mañana se levantó soleada y como tenía tiempo hasta las
14:30 para visitar la isla, no perdí la oportunidad.
La zona poblada de Cat Ba se recorre fácilmente a pie y esto
da opción a compartir un poco la vida con los habitantes del lugar. El mercado
de Cat Ba ofrece delicias como rollitos recién fritos, pasteles tradicionales o
ese aromático café vietnamita que apetece a cualquier hora. Entre las sorpresas
del día, pude vivir en primera persona y a menos de 10 metros de distancia una
palea cuchillo en mano entre dos vendedoras del mercado. La situación daba un
poco de miedo, sobre todo por los gritos que pegaban y los cuchillos, pero viendo
que sus vecinos no les hacían mucho caso tampoco iba yo a preocuparme. Eso me
llamó especialmente la atención porque en Tailandia es difícil que pueda
vivirse una escena así, sobre todo entre mujeres. En general, tanto para lo
bueno como para lo malo, las silenciosas tailandesas no tienen el brío de las
vietnamitas.
Cerca de las calitas hay hoteles que parecen de lujo y que
imagino que deben estar a rebosar en otras épocas del año, por ello, recomiendo
encarecidamente los meses de enero y febrero para dejarse caer por la isla. Es
en estos meses cuando uno la puede disfrutar de verdad en todo su esplendor.
La vuelta a Hanoi fue toda una aventura. Después de almorzar
de nuevo en el hotel Neptune, había que esperar a que viniera un autobús que
acabaría su recorrido en el puerto. La hora se acercaba, los autobuses pasaban
y las chicas del hotel decían que no era ese, que había que esperar…pero no, no
había que esperar más, el autobús que debía recogerme ya había pasado, así que
tras mucho insistir la chica del hotel volvió a llamar y comprobó que
efectivamente mi autobús ya iba de camino al puerto y no pensaba volver. Así
que hubo que recurrir a un moto- taxi para que subiera las empinadas cuestas de
la isla a toda velocidad y diera caza al autobús. Todo fue bien, ¡menos mal!
Fue tan bien, que aquello parecía una película.
El autobús llegó al puerto tras atravesar toda la isla y
permitirnos a los viajeros disfrutar del paisaje sin despejar ni un segundo los
ojos de la ventanilla. En el puerto me di cuenta de que todos llevaban un ticket
para subir al speed-boat, pero yo no… Para mí sorpresa el del barco me dejó
entrar sin ticket como sabiendo quien era. El trayecto de media hora en
speed-boat hasta Haiphong fue más que agradable. Una vez en el puerto de
llegada, yo seguía sin ninguna clase de ticket, pero un autobús nos llevó a
todos los que íbamos en el barquito al centro de Haiphong.
Después de atravesar la impresionante zona industrial de Haiphong con una carretera llena de camiones que transportan contenedores para barcos, nos dejaron en un barecito donde una mujer me convenció tontamente para que le diera unas monedas tailandesas con la excusa de que las coleccionaba. Después me di cuenta de que intentaba cambiarlas a otros turistas por Dongs vietnamitas ¡qué lista la tía o qué tonta yo! Me creí en serio lo de que era coleccionista de monedas extranjeras. De repente aparece un hombre en una moto y me dice que lo siga hasta el autobús. Claro, no me iba a fiar de él, pero la mujer de las monedas me dijo que sí, que lo tenía que seguir. Así que no me quedó más remedio y me fui a la carrera a buscar el autobús detrás del hombre de la moto. Mi sorpresa fue mayúscula cuando el hombre de la moto para en mitad de la carretera y dice que ahí es donde tengo que esperar el autobús. Así fue. Pero el autobús no pensaba parar para que yo pudiera subirme, así que en marcha tuve que entrar en el bus con bastante esfuerzo y mi mochila colgada. El trayecto de dos horas y media hasta Hanoi fue bastante peligroso, desde mi punto de vista. El conductor del autobús que no paró para que yo me subiera, tampoco dejaba de pitar por todo el camino, pegando frenazos, aumentando la velocidad y adelantando temerariamente. No fue, para nada, un viaje relajado. Menos mal que en un autobús donde no hay turistas siempre “pasan cosas” y esto te ayuda a evadirte un poco del riesgo del viaje. Esta vez, un hombre muy amable me ofreció caña de azúcar para que la comiera o más bien la masticara para sacarle el jugo. Me tuvo que enseñar a hacerlo porque lo máximo que yo he hecho con la caña de azúcar es beber su zumo en los puestos de la calle y ni se me había ocurrido que aquello también se podía comer de esa manera.
Después de atravesar la impresionante zona industrial de Haiphong con una carretera llena de camiones que transportan contenedores para barcos, nos dejaron en un barecito donde una mujer me convenció tontamente para que le diera unas monedas tailandesas con la excusa de que las coleccionaba. Después me di cuenta de que intentaba cambiarlas a otros turistas por Dongs vietnamitas ¡qué lista la tía o qué tonta yo! Me creí en serio lo de que era coleccionista de monedas extranjeras. De repente aparece un hombre en una moto y me dice que lo siga hasta el autobús. Claro, no me iba a fiar de él, pero la mujer de las monedas me dijo que sí, que lo tenía que seguir. Así que no me quedó más remedio y me fui a la carrera a buscar el autobús detrás del hombre de la moto. Mi sorpresa fue mayúscula cuando el hombre de la moto para en mitad de la carretera y dice que ahí es donde tengo que esperar el autobús. Así fue. Pero el autobús no pensaba parar para que yo pudiera subirme, así que en marcha tuve que entrar en el bus con bastante esfuerzo y mi mochila colgada. El trayecto de dos horas y media hasta Hanoi fue bastante peligroso, desde mi punto de vista. El conductor del autobús que no paró para que yo me subiera, tampoco dejaba de pitar por todo el camino, pegando frenazos, aumentando la velocidad y adelantando temerariamente. No fue, para nada, un viaje relajado. Menos mal que en un autobús donde no hay turistas siempre “pasan cosas” y esto te ayuda a evadirte un poco del riesgo del viaje. Esta vez, un hombre muy amable me ofreció caña de azúcar para que la comiera o más bien la masticara para sacarle el jugo. Me tuvo que enseñar a hacerlo porque lo máximo que yo he hecho con la caña de azúcar es beber su zumo en los puestos de la calle y ni se me había ocurrido que aquello también se podía comer de esa manera.
Por fin el autobús llegó a Hanoi. Paró en la estación de
autobuses que no está demasiado cerca del centro, por lo que había que coger un
taxi. Para mi “suerte” el taxista me dijo “good taxi”… ya sabía yo que
diciéndome eso algo raro había. Efectivamente, nada más montarme en el taxi
advertí como el taxímetro llevaba una velocidad increíble, ¡ iba más rápido que
las ruedas del coche ! Así que en cuanto reconocí el sitio por donde iba, le
dije al taxista que parara porque si no igual me quedaba sin dinero para el
resto del viaje.
Para volver desde Cat Ba a Hanoi hay muchísimas
posibilidades. En Cat Ba hay muchas agencias que te organizan ese trayecto
además de excursiones por Halong Bay. Cuando estás en Hanoi la gente no te da
muchas explicaciones y piensas que entrar y salir de la isla va a ser casi
una misión imposible. Una vez que llegas
allí te das cuenta de lo fácil que es todo
y la poca necesidad que tienes de tramitar nada con agencias. Por tu cuenta lo
puedes hacer fácilmente, incluso la excursión a Halong Bay que desde Cat Ba
sale más barata. Yo pagué 60$ (unos 50€) por los trayectos Hanoi - Cat Ba –
Haiphong – Hanoi, incluyendo además el crucero por Halong Bay, la hora de kayak, la noche en el
hotel de Cat Ba y todas las comidas en el restaurante Neptune.
En un primer momento parecía difícil hacer este recorrido
por las innumerables pegas que pusieron al principio los organizadores de
excursiones en Hanoi. Después de haberlo hecho, me doy cuenta de que es mucho
más fácil de lo que me hicieron ver, que Cat Ba bien se merece pasar unos días
y que entrar y salir de la isla es tremendamente fácil, con posibilidad de
elegir entre muchos horarios diferentes. No solo se puede llegar y salir de la
isla por Halong sino también por Haiphong, incluso existe la posibilidad de viajar
en tren desde Hanoi a Haiphong, con más tiempo, desde luego, esta es una
buenísima opción.
Hola!
ResponderEliminarVoy a la Bahía de Halong Bay en diciembre. Llego desde por un crucero directo a la Bahía. El hecho es que no se como llegar hasta Hanoi desde la Bahía de Halong Bay sin tener que contratar un tour.
Agradecería tu opinión al respecto, porque veo que has tenido una experiencia bastante interesante al respecto.
Muy buen Post!
Gracias por anticipado!
¡Hola! Desde Halong Bay puedes coger un tren para ir a Hanoi, así que una vez que llegues al puerto, deberías ir a la estación de tren y allí comprar el billete para Hanoi. Puedes obtener más información en: http://www.halongbay.info/getting-there/hanoi-to-halong-bay.html
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