Primera entrada del blog, nuestro segundo viaje a Amsterdam, Julio 2013.
Viajamos con mis padres (regalazo de Navidad). Solo estaremos 5 días, pero realmente, Amsterdam no tiene para más. Otra opción sería ir una semana y visitar también Brujas y Gante (que fue los que hicimos la primera vez que fuimos).
Volamos desde Málaga con Transavia (no penséis que vais a encontrar vuelos a Amsterdam baratos porque no los hay!). Lo bueno de esta compañía, a diferencia de Ryanair, es que no son muy quisquillosos con el equipaje de mano.
Salimos a las 10'40, llegada 14h. al aeropuerto de Amsterdam Schipol.
La mejor manera de llegar desde el aeropuerto al centro de la ciudad es en tren que te deja en la misma estación Central. En el mismo aeropuerto (no hay que salir fuera, se llega fácil siguiendo las indicaciones) hay una parada de tren. El precio del billete es en torno a 3-4 euros y se puede sacar en las máquinas expendedoras. Si tenéis dudas de en qué anden se coge el tren podéis preguntar a la chica de información, que muy amablemente te lo indica (y si ve que no te enteras muy bien, te lo deja por escrito como fue mi caso).
Una vez en la estación central podéis coger un tranvía que os deje cerca de vuestro hotel. El precio es de 2'80€ y tiene una validez de una hora. También hay tickets de tranvía de 24horas que sale a 7€.
PRIMER DÍA, JUEVES.
Llegamos al aeropuerto a las 14, no teníamos que recoger maletas, así que rápido a buscar el tren. Lo encontramos fácilmente, aunque como dije, me lo tuvo que poner la chica por escrito. Mientras lo cogíamos o no, compramos comida en el aeropuerto que nos fuimos comiendo por el camino (estábamos desmayaditos vivos). Llegamos a estación Central, salimos y buscamos nuestro tranvía (que ya tenía localizado por el mapa de la guía). En caso de duda hay personal con chalecos reflectantes a los que se puede preguntar si no conoces el número de tranvía.
Llegamos a nuestro alojamiento por fin. Esta vez escogimos un apartamento. Para cuatro personas, con cabida para seis, en Weteringstraat (entre el Rijkmuseum y la Heineken). El apartamento era una pasada, teníamos nuestra propia terraza que daba al canal en la que cenábamos toda las noches.
Total, una vez alojados, vámonos que nos vamos a visitar la ciudad.
Siempre que llegamos a una ciudad, el primer día me gusta empaparme de ella sin tener nada programado. Como sí fuera un índice de lo que te espera en los días siguientes. Así qué nos fuimos paseando al centro (aunque esta muy bien comunicada con tranvías, si duda, Amsterdam es una ciudad para pasear). Nuestra idea era alquilar bicicletas como la vez anterior (las mejores las de Macbike, que tienen varias sucursales por la ciudad), pero mi pequeña madre no sabe montar en bici, así que "pies, ¿para que os quiero?", y a andar.
Plaza del Dam
Estuvimos paseando por los anillos de canales, Spui, plaza del Dam, La iglesia nueva, la vieja, barrio rojo y acabamos cenando en Leidesplein (uno de los sitio con más ambiente de la ciudad). Después de esto, reventados de un día tan intenso, nos fuimos "cantando por lo bajito" (como diría mi amigo Manolo) a nuestra casita.
SEGUNDO DÍA, VIERNES.
Empezamos fuerte. A primera hora estábamos en el Rijkmuseum. Mucho mejor ir a primera hora para evitar las colas. Yo no soy mucho de museos (mi padre dice que viendo el British y el Louvre, ya están vistos todos los museos), pero este llevaba cerrado 7 años por reforma y acaban de abrirlo y dices "Joé, qué suerte la mía!". Además, llevando a mi madre que es una fatiga de las Bellas Artes , teníamos que entrar sí o sí.
La entrada sale a 12 euros por barba, y no entra en el pase de "I amterdam" del que hablaré más tarde.
Sinceramente, para mí, que todos los cuadros que son anteriores al s.XIX me parecen todos iguales, me pareció algo aburrido. Si es verdad que hay cuadros de Rembrant como "La ronda de noche" o "La lechera" de Vermeer que sí que merecen la pena ver. Estos están en la tercera planta, así que si subes directamente a ella no pasa nada.
Rijkmuseum
Cuando salimos del museo empachados de cuadros, nos fuimos al mercadillo de Alber Cuyp, en la calle Alber Cuypstraat, a 5 minutos del museo. Este mercadillo abre de lunes a domingo, de 10 a 17 (Esto es lo malo de Ámsterdam, que todas las tiendas, mercadillos y muchas visitas, terminan a las 17 o 17,30). El mercadillo merece la pena, ya que además de los típicos puestos que podemos encontrar aquí, hay muchos con comida para llevar, quesos y pasteles. Además a muy buen precio, por lo que es el sitio idóneo para comprar los regalillos para la familia y amigos.
Ya iba siendo la hora de comer, así que nos acercamos a Leidesplein y buscamos un restaurante que hace esquina en la misma plaza que ya conocíamos de la vez anterior. ¿Por qué lo buscamos? Porque ponen costillas ilimitadas por 9,95 euros, y además riquísimas.
Costillas ilimitadas a 9,95!!!
Una vez con la pancita llena, nos llegamos a Vondelpark para echar la siestecita. Es curioso; Vondelpark, un día de verano, con 27ºC parece la playa de Santa Ana en Benalmádena, llena de guiris tomando el sol en bañador. Era como estar en casa.
Después de la siestecita dimos un paseo por la "9 calles" o "nieuwe straat". Se encuentran en la parte oeste del cinturón de canales, justo antes del barrio judío. Se supone que están llenas de tiendecitas curiosas y marcas holandesas, aunque realmente no hay tantas y encima las que hay son bastantes caras. Pero nada más por el paseo tan agradable por esa parte de Ámsterdam, llena de canales y prácticamente sin turistas, merece la pena.
Ya que estábamos tan cerquita, seguimos nuestro paseo por el barrio judío o Jordaan. Coincidía que era la hora de la cena (cena en Holanda, porque serían las 7 de la tarde), con lo que estaba lleno de barecitos en terracitas o en la misma calle. Si no fuera porque era la hora de merendar, y no de cenar, nos hubiésemos sentado seguro. En este barrio se encuentra la casa de Ana Frank. En este viaje no entramos. Nosotros ya la conocíamos y a mi madre no le hacía nada de gracia entrar. Si queréis visitarla lo mejor es sacar la entrada por adelantado en una oficina de información turística. Allí te dan la entrada con el día y el tramo horario que tienes para visitarla, si no, hay colas enormes y corréis el riesgo de quedaros sin verla. Desde mi punto de vista, si tenéis poco tiempo, no vayáis. Aunque la historia es interesante, realmente la visita es ver un par de habitaciones donde poco hay y pasar un recorrido que parece un parque temático con la información de la ocupación nazi en Ámsterdam con datos que ya conocemos todos. Vosotros mismos.
A estas horas doy fe de que estábamos bastantes reventados, así que de vuelta al apartamento compramos fruta y algo de comida (por suerte en Ámsterdam hay Delis que cierran sobre las 10) y nos fuimos a cenar a la luz de las velitas a nuestra terraza con vistas al canal. Esto lo hacen mucho en Ámsterdam; se sientan en la mini terraza, que no es más que último escalón de las escaleras para entrar a la casa, y cenan allí o se toman su vinito. Igual en las casas barco. Es como sacar la silla al fresquito por la noche pero en holandés. Y luego dicen que en mi pueblo son unos antiguos.
TERCER DÍA, SÁBADO
Hoy visitamos los pueblos de Edam y Volendam. La idea de ir justo el sábado es porque en Edam hacen un mercadillo de queso muy original. El problema es que no lo hacen todos los sábados. Hay un calendario que es mejor consultar para asegurarse. En nuestro caso, cuando llegamos nos dimos cuenta que justo ese día no había. Aún así, merece la pena salir un día de la ajetreada Ámsterdam para visitar algunos de sus pintorescos pueblos. Si esta salida coincide con la primavera será espectacular, ya que estarán todos los campos llenitos de tulipanes.
Para llegar hasta Edam hay que coger un autobús que sale de la parte trasera de la Estación Central (hay que atravesar la estación por dentro, y después del último anden aparecen unas escaleras que te llevan a la plataforma de donde salen los autobuses). Son varias líneas las que llevan a Edam y Volendam (310, 318 entre ellas).
Mercado de quesos en Edam
Puestos de comida en Volendam
Por la tarde, una vez en Ámsterdam, y habiendo descansado un rato, dimos un paseo el puerto. Visitamos la Biblioteca y subimos a su última planta, donde hay una cafetería y se puede disfrutar de unas vistas impresionantes. Paseamos por el museo de ciencias Nemo (ya cerrado, porque como dije, casi todo cierra a las 17 o 17,30) y nos adentramos en los muelles. De vuelta, volvimos al barrio rojo (mucho más impresionante cuando cae la noche) y acabamos en el barrio Pipj de Amterdam, más al sur y muy cerquita de nuestro apartamento. Allí encontramos una placita muy pintoresca y nos tomamos una hamburguesa de las que quitan el hipo.
Museo de Ciencias Naturales Nemo
CUARTO DÍA, DOMINGO
Este era el día fuerte. Para ello, el día anterior, en la oficina de información turística que hay justo en frente de la Estación Central, sacamos las tarjetas de "I amsterdam" de 24 horas (42 euros). Con esta tarjeta puedes entrar gratis en muchos sitios, además tienes descuentos en muchas otras visitas (para ello te dan un librito con todas las indicaciones y un mapa de dónde se encuentran cada una). También las hay de 48 horas (52 euros) y de 72 horas (62 euros). Nosotros echamos cuentas de lo que queríamos visitar y con la de 24 horas nos sobraba. Además también incluye una tarjeta de tranvía de 24 horas (que no tienes que usarla obligatoriamente el mismo día que haces uso de la "I amsterdam").
Empezamos en el museo Van Gogh (12 euros, gratis con la tarjeta) (siempre mejor a primera hora). Este sí que me gustó. Creo que es el único museo de todos los que he visitado con el que sí que he disfrutado. Cuando salimos nos encontramos un mercadillo de artesanía en la zona de los museos muy curioso.
Seguimos aprovechando la tarjeta y nos fuimos al centro a visitar la Niuewe kerk (15euros, gratis con la tarjeta), en el Dam. Esta no nos gustó mucho porque estaba decorada con grandes paneles conmemorando a la coronación de los nuevos reyes y no te dejaban ver lo que realmente era el edificio. Parecía más que estabas entre las páginas de la revista "Hola" que en una catedral.
Niuewe kerk
Continuamos con la visita de la Ouder kerk, en plenos barrio rojo (15 euros, gratis con la tarjeta). Impresiona bastante que durante el día siga habiendo prostitutas (la mayoría jaquetonas) pared con pared con esta iglesia. Dentro es precioso, los techos de madera son impresionantes, además, el hecho de que la utilicen como exposición de arte contemporáneo la hace aún más única si cabe.
Ouder kerk
A estas horas ya nos picaba el gusanillo, y nos fuimos a la plaza de Rembrandt (por cierto la entrada a su casa museo también entra en el pase de "I amsterdam" al igual que la sinagoga portuguesa) y buscamos un restaurante que con la tarjeta nos hacían un 25% de descuento.
Justo al lado de esta plaza se encuentra el mercado de las flores o Bloemenmarkt (que también cierra a las 17,30). Allí nos pusimos como locos a comprar bulbos (que ahora que lo pienso no se de dónde voy a sacar tantas macetas para sembrarlos todos) y nos fuimos a descansar un rato al apartamento.
Mercado de las flores o Bloemenmarkt
Sobre las 19 nos fuimos a estación central para hacer el paseo en barco por los canales (12-15 euros y que también es gratuito con la tarjeta "I amsterdam"). Hay dos compañías que lo hacen, pero a partir de las 20 sólo lo hace la que sale de Central Station (Holland International Cruises). El paseo dura una hora aproximadamente y el mejor momento para hacerlo es al anochecer. Calculad esto bien, porque en Ámsterdam, al estar más al norte y cercana al Círculo Polar Ártico anochece más tarde en verano (en Julio sobre las 11 de la noche), igual que amanece más temprano (5,30 de la mañana, y esta gente no usa persianas así que llevaos un antifaz para dormir si os cuesta hacerlo con luz).
Paseo en barco por los canales
Al salir, dimos nuestro último paseo nocturno en Ámsterdam y acabamos comprando comida en un supermercado y cenando en nuestra terraza como buenos amsterdameses.
En este viaje no entramos en la Heineken Experience, que tampoco entra en el pase de la "I amsterdam". La otra vez sí que entramos. No lo recomiendo, la verdad. El precio es excesivo (15-20 euros) para ver una sala dónde se fabricaba la cerveza antiguamente y el resto son salas con música, imágenes, pantallas planas... Allá vosotros.
QUINTO DÍA, LUNES
Nos vamos. Tenemos tiempo de ir al mercadillo de Alber Cuyp a primera hora a comprar algunos regalillos pero ya estamos en la cuenta atrás. Apretamos las maletas, nos sobran bolsas cargadas de bulbos que por muy simpáticos que sean los de Transavia no sé yo cómo les sentará que llevemos 3 bultos cada uno. Cogemos nuestro tranvía a la Estación Central. Allí cogemos el tren a Schipol y por último el avión a Málaga. Qué envidia ver a tanto Holandés que viaja hasta Málaga para empezar sus vacaciones cuando las mías se terminan!!!! Como me gustaría tener un billete de avión sin hora de vuelta...
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